domingo, mayo 7
No es que me haya quedado con la ganas de ver al Dalai (si oh), pero en La Nacion del día de hoy, Carcavilla hace una descarnado análisis acerca de su rol en el mundo. Hasta mi querido lugar de trabajo sale trasquilado.
En esto último quiero salir en defensa, respondiéndole en su particular estilo, no por que crea que todo está bien ni mucho menos pero es interesante lo importante que es la imagen. Resulta que es chanta que una Universidad que tiene grados de doctorados acreditados internacionalmente otorgue grados Honoris Causa y que otras que tienen en su mejor académico al Profesor whoever, pero tienen buenos afiches y mucho dinero para gastar (no en investigación por supuesto) parezcan de mejor prestigio. El mismo Ph.D Carcavilla, ilustrísimo académico, quien suponemos debe creer que el grado de Doctor faculta para entrar a pabellones quirúrgicos y utilizar delantales blancos no debe caer en semejante tentación.
Saludos desde el lecho de enfermo de Reductiva Salud Inc.

Dalai Lata
En tiempos del materialismo, el Dalai está en baja. El año 1989, cuando se ganó el Premio Nobel de la Paz, fue su momento de mayor fama y gloria. Richard Gere y el farsante de Bono asociaron su imagen a la de él y, por supuesto, rentabilizaron sus negocios. Ahora, apenas da para que Kike Neira interprete un tema que hizo Joe Vasconcellos sobre la paz, un asco.

Ángel Carcavilla


Nunca me ha caído muy bien el Dalai Lama. Parece demasiado feliz y me hace sentir culpable de cosas tan irrelevantes como matar una pulga (según predica, aplastar una podría romper una cadena de reencarnaciones milenaria). Para colmo, parece que está por sobre el bien y el mal, lo verdadero o falso, lo que se puede o no hacer.
Tampoco entiendo cómo alguien no se aburre de encarnar. Está bien un par de vidas, ¿pero 14 no será mucho? ¡Qué agotador! También ignoro para qué sirven el Dalai y los monjes budistas.
¿Sirven más que una monja de claustro, por ejemplo? ¿Son más efectivas sus plegarias? Al menos, en su propósito de denunciar los 50 años de la invasión China al Tíbet no han conseguido mucho (los chinos están cada día más ricos y poderosos; los tibetanos, en cambio, cada vez más pobres).
Esta es su tercera visita. La segunda vez que estuvo acá, todavía no teníamos los ojos puestos en China y Frei lo recibió con honores de Jefe de Estado. Ahora la cosa es distinta. Llega como parte de una gira que incluyó Estados Unidos, Brasil y Argentina. Pero hay una variable que en sus visitas anteriores no existía: los chinos son nuestros socios comerciales, y los enemigos de mis amigos son mis enemigos; es decir, una incontinencia espiritual del Gobierno podría arruinar negocios millonarios. La Presidenta no lo recibió, nadie le rinde muchos honores, salvo Iván Moreira, que lo saludó afectuosamente en el Parlamento. Quizás el Dalai reconoció en él la reencarnación de un gusano. Un par de charlas que, por su precio, deberían incluir la quema de varios karmas y un honoris causa de la Universidad de Santiago, que vale tanto como uno del Manpower. Además, hay que decirlo, los asesores comunicacionales del monje se podrían haber esforzado más, y podrían haber elaborado mensajes más golpeadores que “El smog hace daño”.
En tiempos del materialismo, el Dalai está en baja. El año 1989, cuando se ganó el Premio Nobel de la Paz, fue su momento de mayor fama y gloria. Richard Gere, el farsante de Bono y varias luminarias asociaron su imagen a la de él y, por supuesto, rentabilizaron sus negocios. Ahora, apenas da para que Kike Neira interprete un tema que hizo Joe Vasconcellos sobre la paz, un asco.
¿Cómo se financia?, por escucharlo hablar sobre la compasión cobra entre 5 y 28 mil pesos ¿Puede haber algo más inútil que un seminario sobre la compasión? Sí, uno sobre derechos humanos. Pero hay que pagar sus traslados en primera, sus habitaciones de lujo. El anciano ya tiene 70 años como para soportar dormir en el suelo. Menos con 14 encarnaciones en el cuerpo. Más de algún insensato ha criticado que el Dalai cobre tanto por sus charlas espirituales. ¿Pero qué quieren? ¿Que se aloje en una hospedería del Hogar de Cristo? Podría aplastar una pulga y con ella varios millones de años en la evolución de algún alma, y claramente, de esos bichos (perdón, de esas reencarnaciones) no hay en el Hotel Marriot.
 
Escrito por Rodrigo Mora at 10:27 a. m. |


4 Comments:


At 10:41 p. m., Blogger MLP

sabiamos que serias feliz con tu nacion domingo
por eso estrategicamente, hicimos que la gaby la olvidara en el auto.
lo es que yo papiiitooo...le lei media dormida, lo unico que pude reflexionar con mi neurona dominguera del porte de una pulga, perdón, reencarnacion, fue que yo se que estoy en mi octava reencarnacion, sera por eso que ando tan cansada.
deveria conversarlo con el dalai.


mejorarseeee!!!!!!

 

At 8:38 a. m., Blogger Jorge Enrique Díaz Pérez

Hace rato que Carcavilla no es el mismo... no sé, como que le quedó grande el propio molde y, como la carne en la olla, se achicó.... Iñi piñi

Saludos,

 

At 12:53 p. m., Blogger G.

lo siento pero la columna igual esta notable.

(No olvide La Nacion en el auto, se la cedí al roro)

besos chancho te adoro

G.

 

At 5:04 a. m., Blogger Alexandra

hasta mi ex-jefecito sale a colacion jajajaja