sábado, mayo 3
Anécdota contada en varias oportunidades e incluso arma de seducción. Notoria y digna de recordar. Fue el momento cuando a mis tempranos seis años en 1987, boté y tricé irremediablemente el único televisor a color que había en mi casa, provocado, sin duda, por la emoción que me había provocado el penúltimo capítulo de Robotech (cosa que luego ví diez años más tarde, no con la misma sensación de utilidad).

Luego, castigado y sin posibilidades de poder restituir el aparato, me ví afligido por un castigo infantil de tipo moral (el cual incluía la primitiva sensación de culpa por privar a mi mamá de Dinastía y a mi papá del fútbol). Toda esta cosa fue paliada oportunamente por el préstamo de un televisor blanco y negro Antu por parte de la tía Mónica, quien compungida por el hecho de que mi hermana sufría de tifus, nos terminó por dar en comodato el aparato por tiempo indefinido.

En algunas de mis andanzas infantiles por el Parque Arauco y su única tienda estrella Muricy, mi papá me comentó:
- Qué tele te gusta?. Te gusta esta?
- Es muy grande...no sé.

Yo era y he sido siempre muy adulto para establecer las estrategias del hogar.

- Nos llevamos esta tele entonces.

Me sentía importante en esa vuelta desde Kennedy hasta Alameda 4133. Un televisor grande no estaba en todas las casas.

Cuando mi papá lo prendió, un leve escalofrío se apoderó de mi cuerpo entero. La cara de los panelistas de "De Cara Al País", programa poítico fenómeno que no volvería a interesar tan sólo en caso de perder de nuevo la libertad, se inundó del ambiente. Vendrían finales de Copa Libertadores (especialmente una y no la de Colo Colo), NBA, más política, noticias y tragedias.

Es evidente que nadie en su sano juicio compraría ahora un televisor por veinte años. Lo que antes la tecnología dejaba atrás en veinte, ahora tan sólo lo hará en meses. Ahí está aún, adornando la cómoda de mi madre, esperando por el momento del retiro, autoconectado a una conección de televisión satelital, fuera de cualquiera de sus potencialidades iniciales. Aho está en el hermoso moho de su etiqueta "Made in Canada, RCA Corporation, Feb 1988".
 
Escrito por Rodrigo Mora at 1:33 p. m. | 2 comments