El cobre llega a los cuatro dólares en la Bolsa de Metales de Londres. Codelco se regocija. Los subcontratados de la misma empresa pública quieens peleaban por mejoras e igualdad en el trato hacen pucheros. En el intertanto, la derecha siempre preocupada de los emprendedores y de "la gente de trabajo" (como si el resto no lo hiciera), quiere botar el proyecto aduciendo que el país necesita más empleo y no restricciones. Vamos a otro lado. Las empresas que hace tres años atrás lucharon por erradicar cualquier intento de establecer un royalty a la minería ahora se frotan las manos por los excedentes. A fin de cuentas, todos están viviendo de los excedentes. Primer excedente, aquel que resulta de la diferencia de lo que pedimos y de lo que realmente necesitamos: el subcontratado que le pasa la pelota a varios de sus empleadores para saber quien es el responsable (por favor, hágame la paleteada). Segundo excedente: el conseguido por algunos lobbistas en favor de la empresa privada del cobre con el falaz argumento de que las inversiones se iban a ir y que el país se iría a pique (comunistas de mierda no ota vez). Varios excedentes más, compuestos por aquellos que "aman a Lagos" que disfrutan de las bondades de la conectividad vial versus aquellos que esperan un bote a remo para ir al hospital más cercano (200 kilómetros).
Nadie que no sepa que la plata emborracha, cual manicero ganador del Kino, querrá despilfarrar "nuestros excedentes": la macroeconomía tiene exigencias muy claras. El país tiene deuda externa aún, es interesante seguramente salir a invertir afuera, prevenir y guardar para futuras crisis asiáticas, tequilazos y demases. Pero la deuda más importante es la interna. Ha llegado la hora.