miércoles, septiembre 12



Cae la noche en Santiago. El tren subteráneo que cruza la ciudad se ve gris y semivacío. En una especie de toque de queda, la ciudad se entrega a elija (...)

a) maleantes; b) desencantados; c) ex cajeros del Líder; d) familiares de detenidos desaparecidos.


El once de septiembre criollo se transformó en una especie de revuelta por el modelo de mercado, pero también en una revuelta porque tenemos ganas. Fallan grotescamente quienes pretenden proyectar las penas y el sudor de Víctor y Allende con la desgracia de ayer en la noche. Como no saber que los detenidos y los torturados se olvidan rápidamente, tal como todo lo que hace que hayan neonazis en Israel persiguiendo a enfermos mentales e inmigrantes(?!).

Lo que hemos visto responde tanto más a anhelos incompletos, a pendejerías tanto de desadapatados como de bien adaptados.

De hecho, la gente no estaba precisamente contenta. Bajo una perspectiva marxista, están dormidos ¿será así?, dudoso.


Cabe preguntarse que si nuestros padres nos hubieran dado la pasada lo hubiéremos hecho todo igual, incluso asesinar a un carabinero.

¿Porqué no nos dieron el permiso?. El ambiente político no era de los mejores, la capacidad de protesta estaba mermada por la alegría de la transición, por la borrachera eterna de Viva el Lunes y de la selección de Acosta, no teníamos el precedente de dirigentes escolares, no sabíamos que podíamos hacerlo todo.

En ese ambiente parece tierno como algunos tutores y contemporáneos nuestros algunos, sueltan a sus hijos en representación de ellos, que vayan a las calles, que puedan matar al paco que ellos no mataron, que saqueen al supermercado al cual al otro día llegaré inmune a trabajar hasta las tantas, con doña Jose. Que seai lo que yo no he sido, dijo el huaso. Es la teoría del mandato en su eterno resplandor.
 
Escrito por Rodrigo Mora at 2:28 p. m. | 5 comments
jueves, septiembre 6

Tengo sentimientos encontrados con el fútbol. Un deporte que he jugado poco por ser horriblemente malo, pero que me ha gustado mucho. Ciertas rumiaciones que han sido objeto de deliciosas sesiones de psicoterapia tienen que ver con el: si eras malo pa la pelota estabas out, ahora, después de los 25 si llegas al otro lado de la cancha nadie te molesta, lo importa es ver que corres (aún).


Es igual que desde esa posición de outsider tomada quise ser insider. Al igual que nuestro viejo amigo radial Julio Martínez, JM, Pedro Carcuro Leone, Sergio Roberto Livingstone. En algunos casos cuando vieron que no podrían seguir jugando a la pelota se retiraron al micrófono, otros como don Julio o Carcuro, también Aldo Rómulo supongo, se aburrieron de pedir la entrada al campo, esperando que alguien se lesionara o pidieran cambio.


Así fueron engordando, a punta de copete y buena bohemia, hablando de fútbol en los cafés y ahora desde los hoteles.


Los que eternamente pedimos el cambio no podemos sino sentirnos identificados con los relatores de fútbol, con los comentaristas, con el informador de cancha. Comunes y corrientes a los que a veces pedimos demasiado.


No hay nada que una más a los hombres que el fútbol. Esa especie de comunión que muchos han explicado mejor que yo ahora. Mi comunión consistía en cierta radio de un cassette puesta en el living de mi casa a todo volumen, mientras yo gambeteaba torpemente lámparas, muebles y al perro (quien a veces me quitaba el balón). Mi comunión consistió en llantos (UC Campeón 1997), reconciliaciones (la vuelta al estadio con mi papá este año) y en fin, tanto asado, tanto sentir, tanta diferencia social minimizada por un momento.


Julito Martínez iluminó, en mejores momentos, la imaginación de mi papá, de mi abuelo: "buenos días señor, buenos días señora...buenos días niños, buenos días niñas y así así..." quince minutos saludando...


Transportado en tiempos donde en verdad se podía conversar de cualquier cosa, mezclar la política dura con trivialidades del vecindario y del clima. La jornada sabatina inolvidable después de Don Francis de los 80s con "su tarde primaveral en Ñuñoa", la expertiz en discursos, la expertiz en homenajes fúnebres, la expertiz en labia popular, sabiduría popular, comentarios al pasar, triunfos morales de cierto Chile que ya se fue.





Grande Maestro!


reductiva es más
 
Escrito por Rodrigo Mora at 10:41 a. m. | 3 comments