Una de las razones potentes que ahondan la exclusión social es no tener una ciudad integrada. Santiago está encerrado en pequeños ghettos y no hay lugares de encuentro. De hecho, si no mostraran La Moneda por la tele, mucha gente no tendría razón alguna para ir a conocerla.
Darío O. , miembro de Reductiva sección "Urban", escribe sobre el tema.
Saludos desde la toma de La Universidad de Los Andes.
Hacia un Gobierno MetropolitanoEn las últimas semanas hemos sido testigos de la habitual descoordinación de iniciativas de Desarrollo Urbano (DU) por parte de los gobiernos locales de la Región Metropolitana. Las Municipalidades de Santiago y Recoleta han anunciado -con días de diferencia- distintos proyectos que buscan revitalizar sus respectivas comunas. Sin embargo, se extraña la presencia de un proyecto mayor que trace los lineamientos de la ciudad que queremos construir, para que estas distintas iniciativas no produzcan una sumatoria de elementos aislados, sino que contribuyan a la construcción de una metrópoli integrada.
El DU de la R.M. ha estado regulado principalmente por Instrumentos de Planificación los que -a la luz de los hechos- no han logrado plasmarse en una ciudad articulada e integrada. Es necesario crear un Gobierno Metropolitano que oriente, coordine y regule el desarrollo de la ciudad con una visión de largo plazo, más allá de los ciclos políticos y con un carácter intersectorial.
El escenario en el que actualmente ejercen su potestad las instituciones dista mucho del existente cuando fue instituida la estructura institucional. El Estado, al evolucionar desde un rol empresarial hacia uno regulador, ha reducido sus facultades de intervención en el DU. Este contexto ha dejado espacio para que las principales transformaciones que se desarrollan en la ciudad sean regidas, en forma importante, por las fuerzas del mercado, dinámica que lleva al desencuentro entre el interés público y el interés privado.
Podemos identificar uno de estos desencuentros en el denominado Plan de Renovación Urbana de la comuna de Santiago, basado principalmente en un Subsidio de 200 UF para nuevos propietarios de vivienda en la comuna. Si evaluamos el plan considerando la variable demográfica -un indicador concreto de renovación- podríamos concluir que el plan ha fracasado. En el periodo Intercensal 1992-2002 la comuna de Santiago tuvo una variación demográfica de -13.1% mientras que en la Región el promedio corresponde a un 15.28%.
Esta divergencia entre las variaciones demográficas puede explicarse mediante tres razonamientos: primero considerar que la tasa negativa es reflejo de condiciones desfavorables de desarrollo, segundo que el crecimiento cercano al 15% es reflejo de mejores condiciones de desarrollo en otras áreas de la Región y tercero, la ausencia de una coordinación a nivel Metropolitano, que promuevan un DU Integrado.
¿Es el subsidio insuficiente? ¿Son adversas las condiciones para el desarrollo en la zona? No. Un dato: entre el año 1998 y el 2004 la comuna de Stgo. entregó el 47% de los permisos de construcción de la Provincia
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¿Las condiciones en el resto de la Región son considerablemente más favorables? Un factor clave es el carácter de la oferta inmobiliaria, que promueve un crecimiento demográfico sostenido.
¿Es posible que distintas iniciativas locales puedan coordinarse en pos de un DU Integrado?
Las nuevas infraestructuras y tecnologías de la información han generado en la ciudad una relativización del espacio y el tiempo, que se traduce en una contracción de los límites de la ciudad.
Esta contracción trae como consecuencia la Ampliación del campo Metropolitano de Externalidades, que se traduce en que las iniciativas de desarrollo local no sólo tienen implicancias para si mismas, sino también para su contexto metropolitano.
Es así como es necesario coordinar tanto la generación e implementación de instrumentos de planificación urbana como sus externalidades en el ámbito local y regional, para lo cual es urgente conformar un Gobierno Metropolitano que posea una visión de largo plazo, intersectorial y que genere directrices con el respaldo político necesario para implementarlas.
Esto aparece como requisito indispensable para avanzar en la definición de ciertos principios básicos que, en el proceso de elaboración de una estrategia de desarrollo urbano e innovación para las ciudades, orienten en el desafío de conciliar, por una parte, el interés privado, articulado en torno a la competitividad y el crecimiento económico; y por otra, el interés social, centrado en alcanzar una mejor calidad de vida sin exclusión.