Un famoso columnista dominguero, Carlos Peña, hablaba acerca de la obvia tensión que existe entre participación ciudadana y gobernabilidad. Es evidente que la Presidenta ha promulgado lo primero, pero también lo otro. En fin, al parecer nada de nada. Los pinguinos lograron desarmar el naipe de una manera eficiente aunque no hayan sido lo suficientemente astutos como negociadores. Atrás quedaron temas que nuestro inconsciente de "jaguar" quería tocar con prioridad: matrimonio entre homosexuales, eutanasia, ley de cuotas.
Utilizo la palabra prioridad, porque precisamente el mundo académico, con su capacidad de cambiar el termostato cuando se le da la gana, ha salido mal parado. Por el mismo hecho de ser quienes construyen opinión legítima -por la mala que es la clase política- tienen el poder de cambiar a su antojo los huevos y meterlos a otra canasta.
Ayer domingo, los diversos columnistas le dieron duro a Bachelet por el manejo que había tenido el conflicto estudiantil.
La verdad es que casi todos ellos, bajo una perspectiva post, diagnosticaban y daban recetas como buenos médicos. Bajo esa misma lógica, lo que necesitamos es medicina preventiva. Por algo la ciudadanía les ha confiado el metraje de los diarios, las ondas radiofónicas y la televisíon. En lo particular, creo en ese viejo locutor de radio que decía al final de sus programas: "gracias por la sintonía".
Señores, si ustedes pierden la sintonía, no nos queda más que cerrar la cortina.
¡Cómo para darse cuenta que el tema de la desigualdad escandalosa no era importante!

Saludos desde el entrenamiento de la selección de Togo
Reductiva Vive Fútbol!